miércoles, 27 de julio de 2011

Fugazmente.

No eran deasapariciones,
básicamente eran tus temores,
escondías tus verdaderos sentimientos,
tu único miedo era que fueran descubiertos,
no creías en el amor ciego,
hasta que estuviste cerca de ella,
jugabas al escondite
en un laberinto infinito,
tu respiración se entrecortaba al no encontrar la salida,
la buscabas sin descanso,
creías verla en todas partes,
pero cuidado porque el laberinto cambiaba de sentido,
cuando creías tenerla,
ella escapaba y no regresaba,
la deseabas,
sólo la querías a ella nada más,
deseabas a la felicidad.


P.D.: Fugaz.

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