domingo, 22 de mayo de 2011

Segunda Parte: Amistad del pasado y una flor.

Caminaba despacio observando el paisaje del bosque que poco a poco iba desapareciendo para dar paso a la ciudad, sus pasos eran lentos, no tenía demasiada prisa, al estar en la ciudad se acercó a un anciano para preguntarle por la hora
-Son las diez de la noche- respondió el anciano.
-Gracias- dijo Sebastian.
Cruzó la calle y continuó caminando, no le gustaba bajar a la ciudad porque de vez en cuando recordaba momentos de su vida que no le hacían mucha gracia, por eso fue a vivir al bosque para intentar enterrar los recuerdos que ... en fin quería olvidar.
Miró extrañado a un joven de su misma edad, era Colin un antiguo amigo
-Hola Colin.
-Ho...hola ¿qué tal?- respondió Colin dejando caer la carpeta que llevaba en la mano.
Sebastian la recogió y se la dio.
-Gracias Sebastian- dijo Colin.
-Todavía sigues viviendo en esta ciudad, pensé que te habías marchado.
-No porq...-Colin no pudo acabar su frase.
-¡Colin entra a casa!- gritó un hombre desde el balcón de enfrente.
-Lo siento me tengo que ir, e...es mi padre- dijo Colin mientras su cara se ponía roja de la vergüenza.
-Creo que a tu padre nunca le caí bien, pero a la gente antipática no se la puede cambiar y menos a tu padre.
-No cambias Sebastian, no sé si alegrarme de haberte visto, pero cuídate.
-Lo mismo te digo Colin, y hazme un favor no seas como tu padre- dijo Sebastian sonriendo.
Sebastian siguió caminando, era extraño ver a Colin ya que casi siempre estaba en su casa estudiando pero, tomar un poco de oxígeno no hace daño a nadie, ¿no?
Ya faltaban veinte minutos para las once, aceleró el paso si quería llegar a su hora habría estado mal llegar tarde.
Ya había llegado después, de haber cruzado tres semáfororos en rojo y después de haber recibido algún insulto de un conductor histérico y con prisas y de los que se crían buenos conductores, ya estaba en frente del edificio la fachada era blanca como la de la gran mayoría.
Las puertas eran de metal, tiró de la puerta para entrar pero, una señora iba hacía la puerta a toda prisa con un bebé entre sus brazos, así que la dejó pasar, los ojos verdes de Sebastian se posaron sobre el bebé, calculó que tendría un par de semana, la imagen de esa mujer de pelo castaño ojos oscuros y un bebé entre sus brazos le hizo recordar una imagen, que hizo que se quedara parado sujetando la puerta como un portero de un hotel.
De repente salió de sus pensamientos y miró hacia el interior del edificio y entró, había lo típico una recepcionista, un montón de papeles de varios colores sobre su mesa el teléfono que no paraba de sonar así que tuvo que llegar otra recepcionista para ayudar un poco.
Había niños, ancianos, mujeres, hombres todos ellos enfermos o con dolores de algo, si no para que estar una noche en el hospital, las enfermeras iban de un lado a otro a veces daban la sensación de estar aturdidas al ver a tanta gente.
Sebastian se dirigió a hacia el ascensor, pulsó el botón para pedirlo al cabo de seis minutos el ascensor llegó, en él había una anciana, Sebastian al entrar sonrió a la anciana y pulsó el botón de la planta menos uno, la anciana soltó una tos un forzada y luego tragó saliva, Sebastian lo escuchó y le dijo:
-A usted se la ve joven y creo que todavía le falta mucho para que visite la planta menos uno.
-Gracias pero a todos nos llega la hora algún día- dijo la anciana con voz de sabia.
-Es una anciana muy simpática, siendo otra me hubiera puesto de imbécil para arriba incluso me hubiera dado unos cuantos bastonazos- dijo Sebastian.
-No me gusta pegar con el bastón, pero es una gran idea- dijo la anciana riéndose.
-Me llamo Sebastian.
-Yo Margarite, encantada de conocerte.
-Le puedo preguntar porque antes ha tragado saliva de una forma un poco exagerada- dijo Sebastian.
-Pensé que se te había muerto algún familiar, y como eres joven me dio pena.
-No se me ha muerto nadie que yo sepa, pero gracias por su preocupación.
-Bueno me despido ya, Sebastian, un placer haberte conocido.
-Igualmente Señora Margarite- dijo Sebastian cordialmente.
-Margarite a secas, espero que te vaya bien en tu visita a la planta menos uno y nunca digas a una persona mayor que hará una visita a esa planta porque tal vez podrían darte con el bastón y con el bolso- dijo riéndose Margarite.
-Gracias por el consejo- dijo riéndose Sebastian.
Cuando la anciana salió se dio cuenta que había ido a la quinta planta la de las personas que tienen riesgo a ir a la planta menos uno.
-¡Qué idiota soy!, debí haberme fijado antes.
Ya era tarde para las disculpas y él estaba en la planta menos uno.


P.D.: A las personas que visitais este blog y a las que lo seguís, y a las que no, os animo y me gustaría que escribierais vuestra opinión sobre lo que escribo, y por qué no, que os hagáis seguidores si os gusta.Gracias.
¿Creéis que debo continuar el relato o dejarlo? :-)

jueves, 19 de mayo de 2011

Primera Parte: Sin saber que vive allí.

Las primeras horas del día no le gustaban, solía despertarse después de las tres, pero algo le incitaba a ello.
Era algo tímido, persuasivo, un poco malo, pero en el fondo había una gran persona.
Miró el bosque, observó como las mariposas iban y venían, tan libres, tan felices, él hacía un tiempo también había sido libre pero ahora era preso de lo inevitable. Al otro lado del bosque había una montaña, él la había escalado por lo menos unas veinte veces, el aire era frío aunque los rayos de sol se dejaran ver el bosque siempre ha sido frío.
Se sentó sobre una roca y miró un ciervo, el animal estaba comiendo tranquilamente unas hojas, a los dos minutos después de esa imagen el ciervo dobló sus patas y dio su último respiro, la comida estaba lista pensó él, el pobre animal tenía dos agujeros en un costado a causa del arma que provocó su muerte.
Después de asarlo, pero antes extraído lo necesario, se lo comió, ya era casi por la tarde, al acabar de comer, bebió de una botella su preciado tesoro, lo hacía para mejorar su digestión.La noche ya estaba encima y él aún no había bajado a la ciudad, se fue al río, se bañó y se puso ropa limpia, al menos un poco más limpia de la que llevaba horas antes, comprobó que tenía lo necesario para poder entrar en el sitio indicado, sin sobresaltos.


Continuará...

sábado, 14 de mayo de 2011

Lo que no te dije ayer.

Antes de despedirme,
debí de decirte,
lo mucho que te quería,
lo sola que me sentía,
antes de que tú llegaras a mi solitaria vida,
tú fuiste la estrella de mis noches,
tú fuiste el que me enseñó
a apreciar los pequeños detalles,
el que me enseñó a querer la vida,
y se me olvidó decirte
que tú y sólo tú,
eres el amor de mi vida.

P.D.: Pronto escribiré la segunda parte de "Voutre Sourire".

14 de Mayo del 2011.

Hoy mi hermano ha hecho la Comunión, vestido de traje de marinero, estaba guapísimo.
Ha sido un día formidable, junto con mi familia y amigos.
La comida no era de restaurante, pero estaba muchísimo mejor ya que la había hecho mi madre, y donde comes mejor que en tu propia casa y junto a tus seres queridos y celebrando algo importante como es la Comunión.
Hoy ha sido un gran día y mi hermano estaba y está contenta.
Mi hermano ha recibido un montón de regalos (€). ;-)


P.D.: Los recuerdos de la Comunión los hice yo, al menos hice la mitad (había que colaborar en algo, ¿no?), a los invitados les han gustado.
Nos hemos hecho un montón de fotos. ;-)

martes, 10 de mayo de 2011

Sin duda ella.

En una calle fría
camina despacio,
su mirada fija
hacia el espacio,
mira enfadado las estrellas,
porque nunca,
tendrá una de ellas.
La luna,
lo mira desconsolada,
pero de repente,
pasa una centella,
él pide un deseo,
volver con ella.

Arriba los seguidores. Come on!

Si os gusta el blog, podríais seguirlo, escribir algún comentario, si no os gusta podríais escribir por qué.

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P.D.: A ver si aumentamos el número de seguidores (jejejejjj).

domingo, 8 de mayo de 2011

Look.

¿Terminar es mirar hacia lo nuevo?

"Voutre Sourire"

Después de un día de duro trabajo, detrás de la barra del bar "Voutre Sourire", llegaba la hora de salida de Caroline una simple camarera y estudiante de ofmatología.
Cuando Caroline salió a la calle, vio en la calle del frente a un hombre que horas antes había estado en el bar y que tan sólo había pedido un vaso de leche, Caroline pensó que estaría ojeando algún escaparate de la céntrica calle en la que estaba situda el bar "Voutre Sourire" .
Caroline pensó quedarse una hora más pero, de repente le vino a la mente una imagen y segundos después brotaron de sus ojos lágrimas, se las secó con la manga del jersey y se fue corriendo a coger el autobús.
-Hola, buenas noches-dijo Caroline.
-¡Hola Caroline!-respondió el conductor.
Una vez picado el billete, Caroline miró extrañada al conductor pero al instante se dibujó una sonrisa en su cara era su amigo Elliot.
-Elliot, ¿qué tal la tarde?-preguntó Caroline.
-Como siempre jóvenes estudiantes que se quieren colar, conductores imprudentes, en resumidas palabras lo mismo de siempre y de todas mis tardes.
Y tú ¿qué te pasa?,¿por qué has llorado?
-A mí nada, de verdad.
-Eso es mentira tus ojos te delantan.
-Me he puesto un poco melancólica nada más.
-Tu respuesta no me convence.
Caroline sonrió pero su sonrisa fue amarga, quizás tanto como la imagen que la hizo llorar.



P.D.: ¿Creéis qué debo continuar?

miércoles, 4 de mayo de 2011

Mientras paseas y no te fijas.

En la calle de los gatos,
las personas van dando grandes pasos,
se miran maliciosamente
con caras de dementes.
Los gatos son vagabundos,
esperando algunos duros,
las personas los ignoran,
los gatos se mueren de hambre.
Las personas llevan alambres,
colgando en sus cuellos,
los gatos ante este imagen,
se burlan de los dementes,
ellos al fin y al cabo,
son vagabundos,
solitarios e inexistentes.