miércoles, 20 de julio de 2011

Ardientes calles de Londres.

No lo sé caminé por esas calles londinenses,
perdido y sin rumbo alguno,
no sabía ni por donde se volvía al hotel,
encontré una silla tirada en la calle,
me senté y respiré,
el aire desgarraba mis pulmones,
contemplé aquella calle en silencio,
las farolas encendidas,
el aire frío y ardiente,
las ventanas cerradas,
me preguntaba dondé estarías tú,
no entendía este sentimiento,
era raro pero desde aquel día que te vi en el cine,
estuve pensado en ti,
ahora me si me vieras aquí tirado en medio de esta calle,
te sorprenderías y pensarías que estoy borracho,
sin embargo en mi cuerpo no hay una gota de alcohol,
siento que desfallezco por momentos,
siento que las murallas que había interpuesto,
fortalezas entre el amor y mi mente,
han caído de un sólo cañonazo,
aunque no lo creía,
ahora tengo la sensación de saber donde ir,
ya no iba caminar como un ciego,
me levanto de la silla,
las farolas encendidas,
el aire frío y ardiente.


P.D.: Al otro lado de la orilla.

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