martes, 21 de agosto de 2012

Mariposas parisinas

Porque descaradamente me enamoré,
que ¿cómo fue?
el destino me jugó una mala pasada,
nuestra amistad empezó,
tú eras el chico de mis horas de soledad.
La amistad floreció,
un día al ordenar mis amores,
tu nombre en mi cabeza retumbó,
así comenzó, mi amor.
Días,
horas,
el reloj se alimentaba de mi anhelo y deseperación,
en tu vida yo creí que había sitio para la mía.
El viaje a la luz y al reencuentro,
te abrazé aquella noche,
no quería soltarme ni desprenderme,
tu olor,
tu sonrisa,
tu voz,
tú, todo.
Al final acabó,
no con un final de princesa.
Nuestra amistad sigue en pie,
hoy por hoy así no finalizó,
lo que un día empezó,
tu recuerdo vaga por mi espacio mental,
las mariposas que dejaste en mi estómago,
aguardan el momento.

Hora tres

La vida se hace corta,
la gente cree que mañana es su futuro,
entonces, ¿por qué no dormimos hasta la mañana siguiente?
Hay un gran charco de sangre helado,
los ciervos libres y salvajes,
los furtivos cazadores dando rienda suelta a su pobre imaginación.
Siento que tal vez hoy o mañana,
esto se acabe,
soy un cazador furtivo,
derramo sangre y órganos,
corazones coagulados.
Duermo hasta la mañana siguiente,
miro por mi futuro,
sigo la línea discontinua.

miércoles, 1 de agosto de 2012

Ocaso cuarenta y cuatro grados

La comisura de sus labios,
el acohol recorriéndola lentamente,
el ocaso en sus ojos,
me da un beso,
sabe al último cigarrillo,
su sonrisa juguetona,
perpicaz y sombría.

Tengo miedo a perderte,
veo el reflejo de tu partida,
en mis pesadillas impregnado.

Tal vez sea bohemio,
incomprendido.

Bésame frente al ocaso,
ahoguemos nuestros problemas en un solo beso.

Verdad es que tú presencia,
sabe a una calada de cigarrillo,
una mirada de viajero extraviado,
una caricia tuya a cosquilleo,
tu ternura a caer en un limbo,
tu presencia amor mío,
es como una gota de cálido rocío.