viernes, 14 de octubre de 2011

Antigüedad.

Fijar los ojos inmóviles en el vuelo de un escarabajo,
dejar caer una hoja mojada al suelo y sentir como se queda adherida al suelo,
hacer un garabato y venderlo al mejor postor posible,
la tinta de los bolígrafos se acaba,
te observo, noto cierto intranquilidad,
no hay técnica posible,
ni cálculos numéricos que hagan posible retenerte,
no dejaré que te vayas,
los ríos transportando piedras como si fueran plumas,
no te soltaré, esta vez no,
inconfundibles aromas a hojas secas,
escuchó una llamada que te reclama a lo lejos,
¿te quedas conmigo?
piénsalo no encontrarás un lugar como este,
no perderé el tiempo,
te escucho, te acercas vacilante,
te posas en la rama del roble, tu color azulado es inimitable,
tus alas plateadas relucen con el brillo del Sol,
veo que has aceptado mi invitación,
me quedaré el tiempo que tú me dejes contemplar tu belleza querido escarabajo.

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