viernes, 19 de agosto de 2011

Reloj sin agujas.

Porque la felicidad huyó de él,
nadie lo comprendió,
pero un día amaneció y su cuerpo no estaba en la cama,
todos lo buscaron,
pero a los tres días lo olvidaron,
como el que olvida un papel arrugado en la basura.
Él buscaba su camino,
pero demasiados obstáculos retrasaron su vida
y su búsqueda,
los años pasaron.
En su frente
se podía leer las bofetadas de la vida,
en sus manos
las palizas del frío,
en su cuerpo
el rostro simpático de la hambruna,
en su olor
el perfume de las calles en todas las estaciones del año,
en su ropa,
los trajes maltratados,
en su pelo
el paso de la nieve,
y en sus ojos
el dulce letargo de la espera para hallar la respuesta,
sus ojos ahora cerrados,
esperan haberla encontrado.



P.D.: Colisión.

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