domingo, 21 de agosto de 2011

Oxidación.

Sombras en el pasillo del jardín,
música estridente,
violines rasgados con los dientes,
piano con cuerdas rotas,
la sinfonía número cuatro acaba de empezar,
rosas con espinas sangran cobardía,
la hierba se vuelve gris,
los violines rasgan con insistencia violentamente,
mi cabeza arde,
el suelo se agrieta,
la profundidad abisal llena de criaturas extrañas que reclaman mi cuerpo,
el calor es agonizante,
el aire se escapa por túneles secretos,
el agua se evapora en forma de color naranja.
Mis manos atadas con raíces de árboles,
rostros conocidos sonríen mortificándome,
desfallezco,
mis ojos inhalan humo,
mis labios se agrietan,
mi débil corazón golpea,
en mis oídos voces me llaman,
pataleo,
pido clemencia,
la sentencia es firme,
ataques convulsos,
adrenalina sin capacidad de reanimación,
tinta roja interior escasa,
suspiro por última vez,
expiro.

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