domingo, 18 de septiembre de 2011

El café de las 10.

Encima de su epitafio una rosa blanca,
perdí a ese ser que me hablaba de música,
lluvia bajo este cementerio,
la tierra mojada y el césped reluciente y brillante llora conmigo,
en su epitafio su nombre, escrito con letras azules,
él en su tumba y yo bajo la atmósfera,
las siluetas que me acompañan van desapareciendo,
porque tú eras el que esperaba bajo la lluvia en la parada de autobús,
sola ante tu tumba,
espero que sigas riendo igual que antes,
que tus ojos azules no hayan perdido esa intensidad en la mirada,
que tus dedos sigan tocando la eléctrica como antes,
sé que no querías flores,
sé y tu no lo sabías, lo mucho que te quería.

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