miércoles, 1 de agosto de 2012

Ocaso cuarenta y cuatro grados

La comisura de sus labios,
el acohol recorriéndola lentamente,
el ocaso en sus ojos,
me da un beso,
sabe al último cigarrillo,
su sonrisa juguetona,
perpicaz y sombría.

Tengo miedo a perderte,
veo el reflejo de tu partida,
en mis pesadillas impregnado.

Tal vez sea bohemio,
incomprendido.

Bésame frente al ocaso,
ahoguemos nuestros problemas en un solo beso.

Verdad es que tú presencia,
sabe a una calada de cigarrillo,
una mirada de viajero extraviado,
una caricia tuya a cosquilleo,
tu ternura a caer en un limbo,
tu presencia amor mío,
es como una gota de cálido rocío.

No hay comentarios:

Publicar un comentario