miércoles, 1 de mayo de 2013

Diego (21:40)

Quiero tirar al suelo una docena de copas de cristal,
observar como los fragmentos de las sangrientas copas quedan suspendidos en el espacio,
quiero romper la ventana de mi habitación,
dejar que el aire frío queme mis pulmones,
arrancarme la escarcha que llevo clavada en el corazón,
perderme y no tener miedo de mirar atrás,
sonreír y no llorar,
el día que nos conocimos,
dime cuál es la diferencia entre amar y amar sangrando,
tatuajes en mi espalada y uno en mis labios,
tu paso por ellos,
de repente la luz cegadora,
ella no lo sabe,
¡responde!
no hay respuesta que valga la pena escuchar,
nuetras miradas chocaron,
¡¿por qué las nuestras?!
ella, ella no lo sabe,
¡¿por qué los dos?!
¡¿por qué esto?!
tan intenso que quema mi garganta al pronunciar tu nombre,
en estado de amnesia quiero recordarte,
porque dos miradas igual de afiladas chocaron una vez,
porque una ilusionada vio algo con ojos de vidente,
una rosa con espinas es lo que somos,
las espinas que ambos llevamos clavados,
ella debería saberlo,
no sería una buena idea su conocimiento,
ser valiente y dejarlo pasar,
creo que no tengo una oportunidad,
ella tal vez sí,
dime si realmente es algo bonito el amor a distancia,
mi corazón fluyendo valentía para no volver a caer en ti,
medidores en mis palabras para callar el sentimiento,
déjame que sueñe,
déjame vivir con esta pesadilla tan irreal como incierta,
imaginaré que algún día nos conocimos,
recordaré verte tal y como te veo ahora con esos ojos brillantes,
ella no sé si lo sabrá,
al igual,
todos somos partícipes de este juego,
con dos ganadores,
déjame que juegue al Blackjack,
ya he perdido muchas veces,
sé lo que es retirarse del juego con el sentimiento perdedor,
me alejaré,
ella lo notará,
¿y tú?
no lo sé,
ondas que se propagan en el vacío,
astros que algún día esperan encontrarse.

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