jueves, 19 de mayo de 2011

Primera Parte: Sin saber que vive allí.

Las primeras horas del día no le gustaban, solía despertarse después de las tres, pero algo le incitaba a ello.
Era algo tímido, persuasivo, un poco malo, pero en el fondo había una gran persona.
Miró el bosque, observó como las mariposas iban y venían, tan libres, tan felices, él hacía un tiempo también había sido libre pero ahora era preso de lo inevitable. Al otro lado del bosque había una montaña, él la había escalado por lo menos unas veinte veces, el aire era frío aunque los rayos de sol se dejaran ver el bosque siempre ha sido frío.
Se sentó sobre una roca y miró un ciervo, el animal estaba comiendo tranquilamente unas hojas, a los dos minutos después de esa imagen el ciervo dobló sus patas y dio su último respiro, la comida estaba lista pensó él, el pobre animal tenía dos agujeros en un costado a causa del arma que provocó su muerte.
Después de asarlo, pero antes extraído lo necesario, se lo comió, ya era casi por la tarde, al acabar de comer, bebió de una botella su preciado tesoro, lo hacía para mejorar su digestión.La noche ya estaba encima y él aún no había bajado a la ciudad, se fue al río, se bañó y se puso ropa limpia, al menos un poco más limpia de la que llevaba horas antes, comprobó que tenía lo necesario para poder entrar en el sitio indicado, sin sobresaltos.


Continuará...

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